Hace 36 años
comenzaba un suceso histórico: La Guerra de Malvinas.
Una guerra que
abrió una herida muy profunda en todos los argentinos y que marcó,
además, el principio del fin de una etapa amarga y dolorosa.
En el año 1982 se
llevó a cabo una guerra sin destino que sacrificó muchas vidas,
vidas de verdaderos héroes que pelearon en condiciones desiguales.
Este enfrentamiento
genero dentro de un contexto de
decisiones políticas erróneas e
irresponsables, nos pone hoy,
ya en democracia, ante el ineludible
compromiso de una
revisión histórica, reflexiva y crítica sobre
los acontecimientos que
dejaron un triste saldo: más de 600 vidas
perdidas y otras tantas
destrozadas de jóvenes que pelearon
valientemente por nuestros derechos en
aquel pedacito de suelo
argentino.
Hoy, sigue vigente
el reclamo, la herida también continúa abierta y
el recuerdo de
aquellos nuevos soldados que
entregaron la vida por su Patria nos
convoca a buscar la mejor manera de reclamar nuestros derechos y
nuestra soberanía: a través del diálogo consensuado y sostenido
por la convicción de que el único modo de lograrlo es a través de
la palabra, de la comunicación, de la paz.